2 de octubre de 2011

Trabajo bajo presión


¿Les ha tocado? ¿Qué piensan de ello?

No sé ustedes, pero yo tengo dos corrientes dando vueltas en mi cabeza.

Por un lado pienso que el trabajo bajo presión tiene una extraña forma de moldear con experiencia a quien lo padece. Creo que es un poco duro, pero a la vez necesario en muchas situaciones.

Por otro lado, tener que trabajar bajo mucha presión, tiene un efecto negativo en las personas que no están acostumbradas a manejar un volumen alto de estrés; cuando no estás listo para recibir la marejada de problemas y presiones en todas las direcciones, es posible que dejes varios cabos sueltos y, por ende, trabajo incompleto.

Trabajar bajo presión es como echarte a un coliseo romano, rodeado de leones (jefes), atacándote por todos lados, y recibir todos los abucheos del público, cada quien presentándote un epíteto diferente y una queja distinta. No sabes para dónde ir, estás rodeado, no tienes escapatoria; lo lógico es agarrar un león y comenzar a solucionar el problema, matarlo por lo sano. Pero, como no todo es lógico en este mundo, mientras estás domando el primer león, por la espalda aparecen las hienas y aves de carroña, todo justo cuando disponías a trabajar en tranquilidad y concentración; ¿Les ha pasado, verdad? ¿Qué sienten?, entonces, ¿Cómo hacemos?

Es conocido, por encuestadoras europeas, que el 28% de los trabajadores están sometidos a fuerte presión en sus trabajos.

Como trabajador de una empresa, es importante tener un ambiente saludable de trabajo, un ambiente tranquilo, que nos permita realizar un excelente trabajo. Es lo ideal.

Como empresario, el dueño de la compañía, pensarías que tus empleados deben aprender a trabajar bajo presión. Es que es así, un empresario quiere ahorrar todo el dinero posible en la contratación de personal, los salarios son un egreso alto. Entonces, prefieren sacar el jugo a los empleados existentes antes que contratar gente nueva que equilibre las cargas laborales.


Sin embargo, como les comentaba antes, trabajar bajo presión te forma de experiencia y te hace entender errores de una manera mucho más dura. Aunque se te puede fundir la máquina, el trabajo bajo presión es bien visto por los jefes; ellos piensan que tu valía es proporcional a tu capacidad de aguantar el yunque de la presión en tu espalda. Mientras más aguante tengas, más valioso eres para la compañía, más jugo se te podrá exprimir. Quien no soporta eso, no sirve.
Es lo que piensan muchos o ¿No han conocido a ninguno?

Como todo tiene su pro y su contra, podemos deducir que trabajar bajo mucha presión puede afectar tu rendimiento, haciendo que te enfoques en: nada y dejes incompleto: todo.

Pero, trabajar bajo presión tiene el pro de demostrar tu valioso aporte a la compañía, tu fortaleza para afrontar los problemas e inyectarte, en un solo día, experiencia que pudo haberte tomado años en aprender.

A sabiendas de que las cosas no son perfectas, aunque debemos trabajar para estar lo más cerca de eso (porque si no que caso tendría vivir), se puede proyectar una imagen inteligente en nuestro trabajo y comunicarla, eficazmente, a nuestros colaboradores, a fin de estar cerca de la excelencia.

Como empresa debemos inculcar a nuestros trabajadores un sentido de urgencia en su trabajo, es decir, hacer que ellos entiendan lo importante que son sus decisiones y que mientras más tiempo se demore un proceso interno, más tiempo tendrá que esperar el cliente por sus requerimientos.
Es por esto, que el equilibrio perfecto es comunicar perfectamente la importancia de aplicar un sentido de urgencia a su trabajo, respetando su espacio, motivándolo (no presionándolo) y premiando su esfuerzo.




Quienes tienen personas a su cargo deben saber que un cálido “buen trabajo” a veces vale más que $10 de aumento en el salario.

Hay un punto en particular que es gratificante ver en ciertas empresas y que sería genial si el mundo entero lo copiara, y es ver empleados responsablemente comprometidos con la empresa. ¿Cómo lograrlo? Eso es trabajo de los líderes, sólo ellos pueden lograr la lealtad y el compromiso desinteresado para sacar la empresa adelante.
Empleados fieles a su empresa la convierten en corporación.

Si no, pregúntenle a Sam Walton (Wal-Mart) y Jeff Bezos (amazon.com), fundadores de dos titanes mundiales del emprendimiento y negocios.

Consejos para quienes aún somos empleados:

-       Uso del tiempo: Dedica los primeros minutos de tu día para organizarte: actividades prioritarias, secundarias y opcionales. Sentirás que tienes tu agenda de trabajo bajo control.
-       Organización del trabajo: Determina objetivos y prioridades diarias, semanales y mensuales. Trabajar "en el día a día" entorpece el control sobre las actividades, y se convierte en una fuente de stress constante.
-       Entorno del trabajo: Adecua el lugar físico en donde desarrollas tus tareas: buena iluminación, mobiliario y accesorios acordes, espacio suficiente, buena ventilación.

Déjame tu opinión, me encantará leerte.

¡Larga vida al emprendimiento!

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