¿Les ha tocado? ¿Qué piensan de ello?
No sé ustedes, pero yo tengo dos corrientes
dando vueltas en mi cabeza.
Por un lado pienso que el trabajo bajo
presión tiene una extraña forma de moldear con experiencia a quien lo padece.
Creo que es un poco duro, pero a la vez necesario en muchas situaciones.
Por otro lado, tener que trabajar bajo mucha
presión, tiene un efecto negativo en las personas que no están acostumbradas a
manejar un volumen alto de estrés; cuando no estás listo para recibir la
marejada de problemas y presiones en todas las direcciones, es posible que
dejes varios cabos sueltos y, por ende, trabajo incompleto.
Trabajar bajo presión es como echarte a un
coliseo romano, rodeado de leones (jefes), atacándote por todos lados, y
recibir todos los abucheos del público, cada quien presentándote un epíteto
diferente y una queja distinta. No sabes para dónde ir, estás rodeado, no
tienes escapatoria; lo lógico es agarrar un león y comenzar a solucionar el
problema, matarlo por lo sano. Pero, como no todo es lógico en este mundo,
mientras estás domando el primer león, por la espalda aparecen las hienas y
aves de carroña, todo justo cuando disponías a trabajar en tranquilidad y
concentración; ¿Les ha pasado, verdad? ¿Qué sienten?, entonces, ¿Cómo hacemos?
Es conocido, por encuestadoras europeas, que
el 28% de los trabajadores están sometidos a fuerte presión en sus trabajos.
Como trabajador de una empresa, es importante
tener un ambiente saludable de trabajo, un ambiente tranquilo, que nos permita
realizar un excelente trabajo. Es lo ideal.
Como empresario, el dueño de la compañía,
pensarías que tus empleados deben
aprender a trabajar bajo presión. Es que es así, un empresario quiere ahorrar
todo el dinero posible en la contratación de personal, los salarios son un
egreso alto. Entonces, prefieren sacar el jugo a los empleados existentes antes
que contratar gente nueva que equilibre las cargas laborales.
Sin embargo, como les comentaba antes,
trabajar bajo presión te forma de experiencia y te hace entender errores de una
manera mucho más dura. Aunque se te puede fundir la máquina, el trabajo bajo
presión es bien visto por los jefes; ellos piensan que tu valía es proporcional
a tu capacidad de aguantar el yunque de la presión en tu espalda. Mientras más
aguante tengas, más valioso eres para la compañía, más jugo se te podrá
exprimir. Quien no soporta eso, no sirve.
Es lo que piensan muchos o ¿No han conocido a
ninguno?
Como todo tiene su pro y su contra, podemos
deducir que trabajar bajo mucha presión puede afectar tu rendimiento, haciendo
que te enfoques en: nada y dejes incompleto: todo.
Pero, trabajar bajo presión tiene el pro de
demostrar tu valioso aporte a la compañía, tu fortaleza para afrontar los
problemas e inyectarte, en un solo día, experiencia que pudo haberte tomado
años en aprender.
A sabiendas de que las cosas no son
perfectas, aunque debemos trabajar para estar lo más cerca de eso (porque si no
que caso tendría vivir), se puede proyectar una imagen inteligente en nuestro
trabajo y comunicarla, eficazmente, a nuestros colaboradores, a fin de estar
cerca de la excelencia.
Como empresa debemos inculcar a nuestros
trabajadores un sentido de urgencia en su trabajo, es decir, hacer que ellos
entiendan lo importante que son sus decisiones y que mientras más tiempo se demore
un proceso interno, más tiempo tendrá que esperar el cliente por sus
requerimientos.
Es por esto, que el equilibrio perfecto es comunicar perfectamente la importancia de
aplicar un sentido de urgencia a su trabajo, respetando su espacio, motivándolo
(no presionándolo) y premiando su esfuerzo.
Quienes tienen personas a su cargo
deben saber que un cálido “buen trabajo” a veces vale más que $10 de aumento en
el salario.
Hay un punto en particular que es
gratificante ver en ciertas empresas y que sería genial si el mundo entero lo
copiara, y es ver empleados responsablemente comprometidos con la empresa.
¿Cómo lograrlo? Eso es trabajo de los líderes, sólo ellos pueden lograr la
lealtad y el compromiso desinteresado para sacar la empresa adelante.
Empleados fieles a su empresa la convierten
en corporación.
Si no, pregúntenle a Sam Walton (Wal-Mart) y Jeff
Bezos (amazon.com), fundadores de dos titanes mundiales del emprendimiento y
negocios.
Consejos para quienes aún somos empleados:
- Uso del tiempo: Dedica los primeros
minutos de tu día para organizarte: actividades prioritarias, secundarias y
opcionales. Sentirás que tienes tu agenda de trabajo bajo control.
- Organización del trabajo: Determina objetivos y prioridades
diarias, semanales y mensuales. Trabajar "en el día a día" entorpece
el control sobre las actividades, y se convierte en una fuente de stress
constante.
- Entorno del trabajo: Adecua el lugar físico en donde
desarrollas tus tareas: buena iluminación, mobiliario y accesorios acordes,
espacio suficiente, buena ventilación.
Déjame tu opinión, me encantará leerte.
¡Larga vida al emprendimiento!
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